Según la definición de trabajo que proporcionaron
conjuntamente la UNEP, la UNESCO, y la OCDE en Paris en 1992, la educación
ambiental es “un proceso permanente, en el cual los individuos toman conciencia
de su medio ambiente y adquieren los conocimientos, los valores, las
habilidades y experiencias, así como también la determinación que les permita
actuar de manera individual y colectiva para resolver los problemas ambientales
actuales y futuros… así como de satisfacer sus necesidades sin comprometer las
necesidades sin comprometer las
necesidades de las generaciones del futuro.
La educación ambiental actual está probando diferentes
maneras de genera cambios e iniciar la acción.
Tales proyectos van más allá de despertar comprensión y
concientización. Su propósito es
desarrollar habilidad, crear un sentido de responsabilidad y estimular la
acción individual y colectiva. La educación
ambiental tiene el potencial de originar acción a nivel individual, comunitario
y gubernamental. No obstante, los
activistas ambientales y los instructores están volviéndose más sensibles
respecto a las situaciones que obstaculizan la acción participativa a favor del
medo ambiente, tales como:
- Cuando las comunidades marginadas se enfrentan a
graves problemas económicos y sociales.
- Cuando los gobiernos y la industria no tienen
sensibilidad respecto al medio ambiente y no se comprometen a adoptar
políticas ambientales inocuas.
- Cuando las iniciativas locales no logran sus
propósitos, debido a la falta de apoyo del sector institucional y a las
falta de coordinación con otras iniciativas.
Por lo tanto, la educación ambiental tiene que dirigirse a todos los
sectores de la sociedad: a los individuos, las comunidades, las instituciones
públicas, el sector privado, los gobiernos, los creadores de las políticas y
las organizaciones internacionales
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